UN EXORCISTA EN LA CÚPULA DEL PCE

    
Alegoría de la Revolución Rusa aparecida en el boletín "La Voz de la Sanidad" de la XV División republicana, el 7 de noviembre de 1937. Aunque no lleva firma, la factura y el estilo indican que su autor es Antonio Buero Vallejo, que era el ilustrador del boletín.

    Hace más de un año la curiosidad me llevó a consultar en el Archivo del Tribunal Militar Territorial Primero de Madrid una causa tramitada en la Auditoría de Guerra en el otoño de 1939 contra el intento de reconstrucción del Partido Comunista de España en la capital apenas cinco meses después de terminada la contienda fratricida. 
    Una de las muchas peculiaridades de este sumario 48924, bien representativo de la maquinal burocracia represiva de los vencedores, era la inculpación de un joven Antonio Buero Vallejo (1916-2000), con 23 años. El que sería uno de nuestros grandes dramaturgos del siglo XX se había comprometido desde el comienzo de la guerra con la causa republicana, compromiso que mantuvo incluso después del asesinato de su padre, teniente coronel del arma de ingenieros, en las matanzas de Paracuellos el 8 de noviembre de 1936, a los 53 años. 
    Buero, que era estudiante de Bellas Artes al comienzo de la guerra, se implicó en las labores de salvamento de patrimonio de la Junta de Protección del Tesoro Artístico. Una vez llamado a filas, estuvo destinado en el cuerpo de Sanidad de distintas unidades republicanas, en cuyos boletines colaboró como ilustrador y redactor. Con la derrota republicana, y tras un breve paso por un campo de prisioneros, Buero Vallejo volvió a su casa de Madrid sin más perturbación. Militante del PCE desde un año antes, a él acudió en petición de ayuda un antiguo camarada del frente de Levante, José Izquierdo, capitán médico de la Escuela de Guerrilleros de Benimanet (Alicante). Izquierdo le pidió a Buero que falsificara una documentación de Falange que serviría a algunos miembros del partido reorganizado en la clandestinidad. 
    
   Fotografía de Antonio Buero Vallejo de joven

    Buero falsificó un total de ocho sellos de Falange, entre los cuales cuatro del "Servicio de Ordenación e Investigación de Camisas Viejas", así como otros cuatro del "Servicio de Recuperación Mobiliaria", además de la firma de un falangista. Cuando los responsables de la reconstrucción del PCE fueron detenidos por los franquistas, Buero cayó preso con ellos.
    Las falsificaciones no pudieron salirle a Buero más caras. El 16 de enero de 1940, un consejo de guerra le condenaba a muerte junto a otros seis de los once procesados en la misma causa, por el delito de auxilio a la rebelión. Fue en la galería de condenados a muerte de la cárcel de la madrileña plaza del Conde de Toreno, entre la Plaza de España y la calle de San Bernardo, donde Buero hizo amistad con Miguel Hernández, a quien había conocido en un hospital de Benicasim durante la guerra, donde el poeta había ingresado por agotamiento. Allí fue también donde el futuro dramaturgo realizó su famosísimo dibujo del autor de "Nanas de la cebolla". 
   Apenas dos meses después de dictada la sentencia, el 8 de abril, es fusilado el primero de los compañeros procesados junto a Buero: José Cazorla Maure, antiguo suplente de Santiago Carrillo en el cargo de consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid. A pesar de su implicación en las matanzas de Paracuellos del Jarama, Cazorla había sido reconocido por su buen trato a los presos considerados desafectos por el mismísimo Melchor Rodríguez, el llamado "ángel rojo", delegado de Prisiones que detuvo las sacas de las cárceles madrileñas en el invierno de 1936. 
   El 2 de julio son ejecutados otros cuatro de los condenados a la pena capital en el sumario 48924: Juan Fonseca Serrano, Ramón Torrecilla Guijarro, Alejandro González Venero y Enrique Sánchez García.
    Nueve meses de angustiosa espera después, con la incertidumbre de ser sacado a fusilar cualquier madrugada, Buero Vallejo es indultado por Franco el 21 de septiembre de 1940. Se le conmuta la pena de muerte por la de 30 años y un día de prisión, que a su vez le será rebajada a 20 años en 1944. En 1946 se le concede la libertad condicional con destierro de Madrid. Un año después se le concede el indulto definitivo y al siguiente obtendrá el premio de teatro Lope de Vega, que concede el Ayuntamiento de Madrid, por "Historia de una escalera".
                          
                                
   Notificación firmada por Buero Vallejo en la que se le comunica que le ha sido conmutada la pena de muerte por la de 30 años y un día. (Sumario 48924. Archivo del Tribunal Militar Territorial Primero de Madrid. España, Ministerio de Defensa)

    Junto a Buero Vallejo fue indultado también otro de los condenados a muerte en la causa contra los responsables de la reconstrucción del PCE: Amable Donoso García, de 32 años, quien había formado parte del comité provincial del partido en Madrid y había llegado a ser miembro del Comité Central durante la contienda, en cuya Escuela de Cuadros tuvo la responsabilidad de la formación de dirigentes comunistas. La singularidad de Amable Donoso, verdaderamente impactante, es que era sacerdote, lo que no le impidió afiliarse al PCE en marzo de 1936, un mes después de la victoria del Frente Popular en las elecciones. 
    Como de "profesión sacerdote" figura literalmente en su declaración en la jefatura de la Policía Militar franquista de Madrid, tomada el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania y la URSS invadían Polonia dando principio a la Segunda Guerra Mundial después del pacto Ribbentrop-Molotov. Nacido en Huelma (Jaén) en 1908, sus padres eran dueños de una posada. Al estallar la guerra se desempeñaba como maestro de la Biblioteca Circulante de Chamartín de la Rosa. En noviembre de 1936, es nombrado responsable de la evacuación de Chamartín. Después entra como alumno en la Escuela de Cuadros del Comité Provincial del PCE en Madrid. En febrero de 1937 será nombrado profesor de la misma Escuela de Alicante, para pasar un año después a la Escuela de Cuadros del Comité Central en Barcelona. En septiembre de 1938 es enviado a Madrid con la misma responsabilidad, donde le coge el final de la guerra.

                                         
Amable Donoso García en los últimos años de su vida.
 (Fotografía aparecida en la publicación local "Las Tablas de Daimiel", diciembre de 1994)

    Amable Donoso reconoce en su declaración "estar viviendo maritalmente con una mujer de cuya unión tenía tres hijos", lo que le lleva a tener planteado "un problema moral de conciencia". Por esta razón, aseguraba a sus interrogadores que había ido a hablar con cuatro sacerdotes "con el objeto de poder rehacer su vida dedicándose al ejercicio del sacerdocio". Así, se entrevista con los sacerdotes Salvador Blanes, Francisco León Carrillo, director del Orfelinato de El Pardo; Rafael Cobaleda, coadjutor de la parroquia de Navalcarnero, y, finalmente, con el rector del Seminario Conciliar de Madrid, Rafael García Tuñón. De este último encuentro, Amable Donoso apunta que "viendo que no iba a obtener un resultado práctico inmediato salió desilusionado de la entrevista". Es imaginable la perplejidad con la que el rector debió de recibir al cura comunista, teniendo en cuenta sobre todo las decenas de sacerdotes y seminaristas ex alumnos del Seminario Conciliar asesinados bajo la persecución frentepopulista.
    Donoso, que se ha trasladado a vivir desde la calle Alcalá esquina Alfonso XI a la calle Abascal, 16, mantiene a su familia gracias a la compra y venta de objetos en el Rastro y en la Plaza Mayor. En mayo, recibe en su casa la visita de un camarada, Castro, que le anima a trabajar por la reconstitución del PCE en la clandestinidad de la mano de José Cazorla y de Enrique Sánchez, miembro del Comité Central del partido, fugado del campo de concentración de Albatera (Alicante). Es el propio Sánchez el que nombrará a Donoso, que adquiere el alias de "Pablo", como su auxiliar en las labores de enlace del Comité Central con el Comité Provincial de Madrid.    
    Uno de los encausados, Juan Fonseca, señalará a Donoso como la persona que le proporcionaba para su venta, con objeto de recaudar fondos, objetos de valor procedentes en su mayor parte "de robos que efectuaron en el dominio rojo", como relojes o plumas estilográficas. Este será uno de los cargos de la acusación del fiscal militar contra él, que además señala que después de la guerra "mantuvo relaciones con elementos comunistas con fines de reorganización, tratándose de la conveniencia de lanzar un manifiesto que se atribuiría a Falange, para quebrantar el Régimen, y de la necesidad de comunicarse con la Internacional Comunista a través de Francia".
    "Desarrolla gran actividad -continúa el escrito de la acusación- para relacionarse con gente comunista dedicada a la reorganización y para relacionar a estos elementos entre sí, asumiendo uno de los cargos del Comité Central, en unión de Cazorla y Enrique Sánchez, tratando de entenderse con la C.N.T. para una conjunta labor subversiva".
    La gravedad de las acusaciones del fiscal militar le llevan a ser condenado a muerte, pero será indultado en octubre de 1940, junto con Buero Vallejo, como ya he señalado. 
     De la insólita figura de Amable Donoso que me salió al encuentro en la consulta del sumario 48924 han escrito historiadores de este periodo del PCE en la clandestinidad, como Carlos Fernández Rodríguez (Los otros camaradas. El PCE durante el primer franquismo (1939-1945), Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2020) o estudiosos locales como Francisco Ruiz Sánchez (Semblanza de dos republicanos de Huelma, Revista "Sumuntán", n.º 29, 2011).

La firma de Amable Donoso en su declaración ante la Policía Militar franquista el 1 de septiembre de 1939 después de su detención como miembro del Comité Central del PCE. (Sumario 48924. Archivo del Tribunal Militar Territorial Primero de Madrid. España, Ministerio de Defensa)

    Es Ruiz Sánchez quien señala que, una vez conmutada la pena de muerte, Donoso pasó a la prisión de El Puerto de Santa María (Cádiz), pero dice desconocer el tiempo que estuvo en la cárcel, aunque señala que en 1950 le llegó el indulto definitivo de las autoridades franquistas. Atraído por la peripecia de Donoso, he encontrado dos documentos que arrojan nueva luz sobre la trayectoria y el destino del cura del Comité Central comunista.
    El primero es una breve reseña en "La Vanguardia", con fecha de 22 de diciembre de 1927, sobre las órdenes conferidas por el obispo de Jaén a unos religiosos, entre los cuales figura Amable Donoso, quien recibe la orden del exorcistado y acolitado, lo que le facultaba para imponer las manos, recitar los exorcismos y ofrecer agua bendita a  los poseídos por el diablo.   
    El otro documento es su necrológica en una publicación local, "Las Tablas de Daimiel", en diciembre de 1994. Según esta nota, Donoso llegó a Daimiel (Ciudad Real) el 7 de marzo de 1944, destinado como cura coadjutor de la parroquia de San Pedro Apóstol, donde volvió a desempeñar su sacerdocio hasta su muerte el 26 de octubre de 1994. Nada más llegar al pueblo, el antiguo profesor de cuadros del PCE en la contienda se puso a dar clases particulares para opositores o para escolares que querían entrar en el seminario, y también de latín. En 1952 se le nombró profesor de Formación Religiosa del nuevo Centro de Enseñanza Media y Profesional de Daimiel, con una retribución anual de ocho mil pesetas, mediante orden firmada el 19 de febrero por el ministro Ruiz Giménez.
    La necrológica cita las alabanzas al padre Donoso expresadas en la Memoria de aquel curso: "Nuestro profesor de Religión ha procurado, en sus clases, adaptarse a la capacidad de los alumnos, exponiendo, con sencillez y claridad, la Doctrina Sacrosanta del Divino Maestro, ilustrándola con sugestivos ejemplos para que fuese mejor comprendida y, sobre todo, que les moviesen a practicarla".
    Sabemos por esta nota que Donoso se integró tanto en el pueblo que era considerado un daimieleño más, hasta el punto de hacerse socio, con el carné número 4, del Daimiel Club de Fútbol. Apasionado de la gastronomía manchega, su plato favorito era el potaje de judías, según decía el medio. 
    "Sus aficiones principales fueron: la lectura, los crucigramas y la música, aparte del fútbol y los toros. A decir de los que mejor lo conocieron fue un gran nadador, deporte que practicó hasta los 85 años, en los días de veraneo. En más de una ocasión dijo a Fernandico, el sacristán, que prefería la liturgia antigua, en latín, sobre todo en las misas de difuntos, porque invitaba más al recogimiento de los fieles; y, por cierto, cantaba muy bien el gregoriano", afirmaba la necrológica. 
    Durante su medio siglo de servicio a los feligreses, don Amable se ganó el afecto y el respeto de todos ellos. No sabemos si confió a algunos su peripecia como cura en el Comité Central del Partido Comunista, su papel en la formación de sus dirigentes en la contienda fratricida, su vida marital con una mujer de la que tuvo tres hijos, o su detención, condena a muerte y cárcel después de la guerra.
     
Necrológica de Amable Donoso García, cura coadjutor de la parroquia de San Pedro Apóstol de Daimiel (Ciudad Real) ("Las Tablas de Daimiel", diciembre de 1994)

    El año de su muerte se le diagnóstico un tumor maligno en la vejiga del que los médicos decidieron no operarle por su delicado estado, después de serle implantado un marcapasos. Según la necrológica, antes de morir, y cuando sus familiares le echaban colonia en la cabeza para asearlo, don Amable exclamó con humor: "¿Es que me vais a sacar en procesión?". 
    El funeral se celebró el día 30 de octubre en "su" parroquia de San Pedro. Fue concelebrado por nada menos que 45 sacerdotes, con los cánticos del Coro de San Pedro, reforzado por varios seminaristas. 
    Los restos mortales del exorcista del Comité Central, don Amable Donoso García, un hijo de la España de su tiempo, fiel e insólita encarnación de las tragedias, contradicciones, sacrificios y esperanzas de una generación, reposan hoy en el cementerio de Daimiel, en el patio de Santa Mónica, sepultura número 400, bajo el cielo surcado por aves peregrinas. 






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